Javier Hdez. Aguirán

Nací en Zaragoza (España) en 1979, sin brazos y con una pierna más corta que otra. Años después, los organismos competentes valoraron mi discapacidad en un 90%. Nunca importó lo que dijeran los porcentajes, ni las primeras miradas de los demás, ni siquiera vivir en un mundo diseñado para tener brazos, si te educan en aceptarte y valorarte, en considerarte uno más sea cual sea tu realidad, en centrarte en lo que tienes sin paralizarte por lo que ... Ver más

Nací en Zaragoza (España) en 1979, sin brazos y con una pierna más corta que otra. Años después, los organismos competentes valoraron mi discapacidad en un 90%. Nunca importó lo que dijeran los porcentajes, ni las primeras miradas de los demás, ni siquiera vivir en un mundo diseñado para tener brazos, si te educan en aceptarte y valorarte, en considerarte uno más sea cual sea tu realidad, en centrarte en lo que tienes sin paralizarte por lo que nunca tendrás...
Así, sabiendo que nunca sería perfecto, en parte por la discapacidad y en esencia porque ningún ser humano lo será nunca, proyecté una vida sin límites preestablecidos, donde no todo va a ser posible pero lo imposible sólo se considerará después de haberlo intentado una y más veces.
Doctor Honoris Causa por el Claustro Doctoral Iberoamericano en Ciudad de México en 2017, y capaz de teclear el ordenador a 220 pulsaciones por minuto con los dedos de los pies, desde 2013 comparto mi modelo de conferencia motivacional 'De los pies a la cabeza' -www.delospiesalacabeza.org-, que ya roza las 200 experiencias y los 30.000 asistentes y varios países de América Latina. En 2012 alcancé una final como nadador en los Juegos Paralímpicos de Londres -a los que llegué sin haber entrenado nunca antes de 2009, antes de los 30 años- y obtuve un diploma por ello; y en marzo de 2015 me convertí en la tercera persona en toda Europa en obtener el permiso oficial de conducir.... haciéndolo con los pies, gracias a la autoescuela vasca Irrintzi. Desde 2001, y hasta la fecha, he ejercido y ejerzo como periodista deportivo en distintos medios de comunicación de mi ciudad. Y lo hago tras haberme licenciado, en ese mismo año 2001, en Comunicación Audiovisual por la Universidad Autónoma de Barcelona, a la que accedí por nota y no por la cuota reservada para estudiantes con más de un 65% de discapacidad.
Quizá ése haya sido siempre el mayor y el mejor reto: hacer todo con todos, aunque sea con los pies cuando los demás lo hacen con las manos, pero con todos. Y esa visión vital impregna la conferencia hasta convertir a cada asistente en el protagonista único de la misma. No se trata de lo que un chico sin brazos dice que hace y yo nunca podré hacer; al contrario, es lo que yo, con o sin discapacidad, con mis circunstancias, sean las que sean, no hago, no pienso y no creo, pudiendo hacerlo, pensarlo y creerlo.
Por coherencia con mi propuesta de vida y por respeto a los primeros fuegos que lo hicieron posible -padres, escuela,,,-, trato de motivar y conectar desde la identificación con lo que digo, sin recursos dramáticos ni cargas sentimentales. Motivar nunca fue decirnos lo que queremos escuchar, ni enseñar lo que esperamos ver. Motivar es identificarse con el mensaje y no admirar al circunstancial mensajero. La motivación, como casi todo lo verdaderamente importante de la vida, la solemos buscar fuera y sólo la encontraremos dentro.
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